Apenas soy mis ojos {y no sé de qué me ha servido}

No sé por qué estoy viviendo. No sé por qué nací en Chile, no sé por qué tengo estos dos ojos grandes y brillantes con escasas pestañas tiesas. No sé, no sé y no sé. Y es que a veces no me dan ganas de vivir, porque no estoy interesada realmente en mi vida y tampoco en las de los demás, pero aún así me gusta la vida. Es linda la palabra: vida, vida, vida, vida, aunque claramente no creo que porque me guste una palabra en español y la encuentre estética, la vida tenga que ser así mismo como se escucha. No es que me quiera morir, pero tampoco es que siempre me guste seguir viviendo. Claro que cuando digo viviendo me refiero sólo a este cuerpo, con dos ojos grandes y brillantes, y mis escasas pestañas tiesas. Cuando este cuerpo caduque estoy segura de que seguiré viviendo. Tendré otro cuerpo y otra densidad; seré quizás más luminosa, si es que mis acciones ahora me lo permiten, y quién sabe, quizás mis ojos seguirán intactos, porque a veces siento que no pienso con la cabeza, sino que lo hago con los ojos. Por mis ojos entra y sale casi todo, a excepción de las palabras que de repente me llegan de la nada, como desde lo lejano del universo. Son las palabras que nunca olvido, que siempre pienso y que a veces digo. 

A veces sólo quiero llorar, llorar por la vida, llorar por  la muerte, llorar por el abandono. Quiero la vida y odio la vida. La muerte no existe, el abandono  es terrible. Las casas, las cosas, los perros, las personas, todo lo abandonado me provoca una tristeza profunda, un desconsuelo inconmesurable, pero aun así no se tan bien de qué se trata. Abandono de adentro, abandono de afuera, abandono autoinflingido. Y así vuelvo a mi vida, a rodar con mis ojos grandes, cafés, brillantes y de pestañas escasas y tiesas.

Me gustaría que la humanidad no existiera, y que sólo hubiera bacterias, hongos, plantas y animales. Que fuera todo verde, o todo agua. Yo no sé por qué estamos aquí, porque siento que saber pensar no nos ha servido de nada. Sólo para separarnos y no creo que ese sea el fin de la existencia. Es difícil autodespreciarse. No me desprecio como mujer individual C.I. 18.4XX.XXX-k. Me desprecio como humana, nos desprecio como humanos. La razón no sirve para nada, la razón no le ha servido a la tierra, no le ha servido a los mares, no le ha servido al aire. Quizás en otros universos es distinto; quizás cuando sea más luminosa y menos densa pueda conocer un lugar en que la inteligencia de verdad sirva para algo. 

Comentarios

  1. Hola! me gusto mucho esta entrada...yo me siento igual muchas veces...supongo que vivo por inercia...me gusta estar la mayor parte del tiempo tirado en la cama bien tapado...te dejo mi blog cuando quieras pasate!! https://hijosdeladecadencia.blogspot.com/, besos.

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